viernes

Suelo mirar mi cara en el reflejo del subte. Examino las ojeras y el pelo que se desparrama en cualquier sentido menos el buscado.Me llama la atención una piba que utiliza mi mismo recurso, parada de espaldas a la puerta del tren, se contorsiona para ver como luce su culo en la vía pública. Una y otra vez se apoya en la punta de sus pies, y mirando hacia la puerta con cara de pez, acomoda la parte posterior de su remera y curva su columna hacia adentro.
Que ridícula, pienso, y me acomodo el flequillo.

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