cuando me hierve la sangre
no hay jugo de limón que amanse el picadillo
que no querés probar
¿por qué no querés probar?
y la escucho cantar a la luna
azulada en eclipse
y me calmo, casi ronroneo
y no entiendo, pero casi que si
portazos de manija en mano
y amargura de mate
en silencio solitario
de dos que no comparten
consejos lejanos
que toman siestas en formol
me hacen verme como soy,
igual a tantos otros
que se equivocan
por la cobardía misma
y hoy que me aplico
a verme diferente,
te encuentro igual
igual de miedoso
igual de triste
con la tozudez del tiempo a cuestas
y pensar que es una casualidad
que hoy resuelta a cambiar
me muestres esta cara,
que no quiero para mí,
es tonto, muy tonto,
y no es nada casual
y me siento resuelta,
victoriosa.
un poco ingenua,
soñadora.
y temo que el tiempo desfigure la cara
que me diseñé.
porque te veo transformado
porque ya no soñas como antes,
porque volar sabías
y yo queria planear tal y como
vos lo hacías
al tiempo que te quiere cobarde
le abriste la puerta,
le diste de tu comida,
y nunca se fue.
al mal maestro
al que te enseñó
a decir que no.
hoy me deslumbró
un consejo desconocido
que sin causa me juzgaba,
y que solo por tedio lo acompañe a pasear.
de aburrida, le dije que si,
porque no había nada mejor, le dije que si,
porque acostumbrada a decir que no
me pareció un buen cambio de rutina.
lo tomé prestado
y me lo apropié,
y feliz, muy feliz,
al menos por hoy,
no miro atrás,
porque estoy aprendiendo a decir que sí,
y se siente tanto mejor.
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