viernes
domingo
quiero regalarte esta tarde de cielos
de nubes color algodón de azúcar
quiero aprender a compartir
lo que nunca fue mio
hay mucha basura acumulada en el drenaje,
pelos enmarañados
piel de ayer
así que te regalo este atardecer,
de los que se fotografían con la memoria
y me despido con miedo
porque todavía no aprendí el desapego,
pero qué más quisiera.
sábado
jueves
transporte público
escalofrió desde el centro de la espalda
atraviesa el pecho
hasta la punta de los pezones,
y volves a hervir
en un dos por cuatro,
y nunca nunca al compás
una negra
dos negras
piedra de montaña
calor desde dentro
que no se quita
con un baldazo helado
no importa el ardor
ni todo ese cemento,
la gota en la espalda
solo incita a más
martes
tensión ocurrente
después de haber tenido sexo con alguien,
las conversaciones dejan de ser tan buenas.
cu-cu
Y nuevamente me encuentro con la necesidad
de volcarme en algo físico,
que no es ni físico aún, un vapor espeso diría yo,
una imagen similar a mi interior.
Algo amorfo, que no subyase pero coexiste,
que me hace saber que aquí está
y me devela su cara deforme que no logro escrutinar.
Galopa y rastrilla mis campos de serenidad,
pero no me da respuestas, no me enloquece del todo,
sólo lo necesario para atontarme y hacer que pierda el camino.
Y termino por enojarme con ella,
¿y cómo no hacerlo? ¡la muy cobarde!
¡tómame coño, tómame si eso es lo que quieres!
Pero si lo haces, no te atrevas a dejarme ir.
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